Cuando todos los niños del mundo nacen tienen la condición jurídica de ser ricos, la pobreza es una institución que aún no está reconocida.
Son sus padres quienes ofrecen todas las garantías de que la supervivencia está asegurada y que en cualquier caso siempre habrá alguien a su lado.
Entonces la vida nos hace crecer, con nuevas responsabilidades, autonomía garantizada, en otros casos el fallecimiento de los padres no garantiza esa ayuda de emergencia que a cada uno de nosotros siempre nos hubiera gustado tener.
Ganamos en nuestra estabilidad, intentando que el precio no sea muy alto, conscientes de que la vida es una serie de caminos llenos de subidas y con pocas bajadas.
Entonces podemos conocer varios momentos de cómo vivir, con todo o con nada, sólo necesitamos saber en qué dimensión hemos caído. Normalmente los únicos culpables a buscar somos nosotros mismos.
Depende de nuestro carácter, de esas ganas que tenemos de luchar, de vencer, de recuperar el éxito, o de la triste alternativa de morir sentados en una silla de depresión crónica.
Persevera, sé diligente, confiable, los siete factores del éxito, paciencia y buena idea, correcto, leal y honesto, considerando que el dinero es un instrumento de lujo, mientras que los bienes son el verdadero valor agregado de la riqueza.
Pobres y Ricos, dos algoritmos de una misma existencia, dentro nos encontramos todos, debemos ser buenos sabiendo jugar bien nuestras cartas.