Alba era una joven inocente.
Una buena chica. La hija perfecta.
Su padre, profesor y tradicional.
Su madre, enfermera y sumisa.
Había vivido reprimida pero feliz.
Su único objetivo eran los estudios.
Acababa de entrar en la universidad.
Virgen, guapa, y con 18 años.
Sus amigas no tardaron en pervertirla.
Y sus fantasías reprimidas salieron a la luz.
Alejandro era el hermano de su mejor amiga.
Y su mejor amiga acababa de decírselo.
La fantasía más oscura De Alba.
Ser secuestrada y usada como un juguete.
Sólo para su placer. Sin saber qué pasaría.
Ni si sería libre algún día.
Alex sonrió.
Acababa de encontrar a su esclava.
Pero ella aún no lo sabía.
Aunque lo sabría pronto.