El primer libro de Angélica Quiñonez, (Ciudad de Guatemala, 1990) es una revelación: poesía sutil y milimétrica, íntima y desnuda, conjurada con referencias literarias, y una voz propia. La poeta exclama: «La rareza empapada en estos días malditos /es mi rudimentaria mecánica para viajar /por el sinuoso tiempo-espacial / a la casualidad existencial de tus brazos». Un poemario que presenta una faceta hasta ahora desconocida de Quiñonez y que sorprenderá por su frescura, honestidad y versatilidad.