Aquí se plantean al modo escolástico tres cuestiones diferentes: si hay un culto agradable a Dios, si un culto indecoroso puede agradar a Dios y, por último, si es lícito asistir a un culto indecoroso (la más difícil de todas). Para pensar sobre las reformas que sobrevinieron después del Concilio Vaticano II (y sus consecuencias).